El corredor de fondo Serge Girard (París, 1953), que ha recorrido más de 40.000 kilómetros a pie por todo el mundo, ha justificado su proeza porque necesitaba retos que le hicieran "sentirse vivo". "Llegó un momento, con cuarenta años, que eché la vista atrás, hice un repaso de toda mi existencia, y vi que tenía una vida que no me hacía feliz, ni en lo privada ni en lo laboral. Necesitaba hacer algo con lo que me sintiese realizado, y que me hiciera sentir que realmente existía", recordó un emocionado atleta en una entrevista concedida a la Agencia EFE.
Lo que nació como un reto personal se ha acabado convirtiendo en un fenómeno mundial. Girard ha batido todos los récords de carrera a pie. Pero no por haber este logrado este desafío, el atleta francés se considera alguien fuera de lo normal. "Tengo la misma piel que los demás. No me siento como una súper estrella. Lo que más valoro es el reconocimiento de los demás, que me ayuda a vivir", reflexionó.
Poco a poco, este corredor de 54 años se fue dando cuenta de que tenía un potencial para mostrar el mundo, sobre todo a los niños, a los que ha impartido centenares de conferencias en escuelas. "La mayoría de ellos nunca van a dar la vuelta al mundo. Muchos sitios por donde pasaré nunca los van a visitar. Será la manera de mostrar a todos esos niños como es todo el mundo, como viven otros niños en otras partes tan diferentes", explicó.
"Los niños espontáneamente se unen a mí, y durante unos minutos corren conmigo. Alguien me ha llamado el 'Forrest Gump des enfants' ('El Forrest Gump de los niños')", bromeó. Para el atleta es muy importante dar a conocer "auténtica realidad", ya que los grandes conflictos en ocasiones ocurren porque "no conocemos al otro", aseguró. Serge Girard, no obstante, es optimista: "Yo digo que la Tierra es bella, los humanos son buenos; los que son malos son los dirigentes". Aunque ha reconocido que antes de correr no lo veía así, y que se ha dado cuenta de que haciendo algo tan natural y tan sencillo como correr ha llegado a conocer "muy bien" a mucha gente en todo el mundo.
El corredor explicó cómo es un día de carrera: "Me levanto a las 5 de la mañana, a las 6 empiezo a correr, acabo sobre las 4 de la tarde, me dan un masaje, como y duermo. Vida de monje". Sobre su familia, a la que se puede pasar meses sin ver en sus larguísimas travesías, reconoce que, como todos los que tienen una pasión, también es "egoísta". "Mis hijos (tres, de 32, 17 y 15 años), sobre todo ahora que ya son mayores, han acabado comprendiendo lo que hago, y saben que lo hago porque soy feliz practicándolo", apuntó. Serge Girard reveló lo que es para él el momento más triste que recuerda en esta aventura: "La meta, la llegada, cuando todo acaba. Es muy duro volver a la civilización".
fuente: publico.es